PENSAMIENTOS OBSESIVOS

PENSAMIENTOS OBSESIVOS

qué es.

Pensamientos rumiativos

Todas podemos tenerlos en un momento dado, son aquellos pensamientos o ideas a las que no dejamos de dar vueltas.

Suelen aparecer cuando estamos preocupadas por algo, le damos vueltas y vueltas, y nos genera un cierto malestar.

Pensamientos obsesivos

No están basados en realidad, generan temor a que puedan ser ciertos y un elevado nivel de ansiedad.

A pesar de que la persona que los tiene sabe que son pensamientos irracionales, no puede controlarlos ni controlar el miedo a que éstos pensamientos sean ciertos.

Los pensamientos obsesivos están en la base de algunos trastornos, como el Trastorno Obsesivo y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Si quieres saber más sobre este tipo de trastorno, escríbenos:

yo soy yo y mis

pensamientos

yo soy yo y mis pensamientos

Si ahora te preguntasen: “¿En qué has pensado a lo largo del día?”, probablemente lo primero que te vendría a la cabeza seria, por ejemplo, aquello en lo que has pensado para solucionar un problema, intentar recordar un nombre o una dirección, pensar en el plan del fin de semana…Es decir, esos pensamientos más conscientes que has tenido.

Esto es algo que nos ocurre a todas las personas, y es que, gran parte de nuestros pensamientos pasan por nuestro cerebro sin darnos cuenta, de forma automática e involuntaria. Sin embargo, aunque no nos demos cuenta de ellos, lo cierto es que esos pensamientos tienen un gran poder sobre nosotros, especialmente sobre cómo nos sentimos y sobre cómo actuamos.

¿Quieres saber más sobre el papel que juegan en nosotros los pensamientos?

Sigue leyendo, ¡encontrarás mucha información importante!

papel de los

pensamientos

papel de los pensamientos

Los pensamientos, las emociones y los comportamientos no sólo van de la mano, sino que cada uno de ellos afecta al resto de una forma circular.

Así afectan
a nuestras emociones y conducta:
,

Esta mañana, al ponerte el desayuno, se te ha caído la taza al suelo derramando toda la leche por el suelo. De manera automática has pensado: “ya empiezo mal el día. Soy super torpe. Seguro que hoy es un día horrible y todo me sale al revés”.

Sin darte cuenta, este pensamiento (y no la taza caída), ha hecho que te hayas empezado a sentir más triste y frustrada, es decir, ha provocado una emoción. Ese estado de ánimo, mezclado con otros pensamientos similares de los que no te has dado cuenta, han hecho que estés más distraída, y que al sacar el pase del autobús, se te hayan caído todas las cosas de la cartera al suelo (conducta).

Y… ¡ZAS! Una tras otra tenemos el día medio arruinado por un pensamiento, y encima se ha confirmado tu teoría de primera hora de la mañana!

los pensamientos distorsionados

En primer lugar, debes saber que este tipo de pensamientos son normales y habituales, todo el mundo los hemos tenido en algún momento determinado.

Como te hemos señalado en otros apartados, la clave para saber si debemos preocuparnos o no es la frecuencia e intensidad con la que están presentes, y sobre todo según el impacto que estén teniendo en nosotros, en nuestro funcionamiento y relación con los demás.

Llamamos pensamientos distorsionados a aquellos que creamos según nuestra interpretación del mundo que nos rodea, pero que habitualmente no están ajustados a la realidad.

Estos son algunos de los pensamientos distorsionados más habituales:

Es una forma de pensamiento que se mueve en dos extremos, sin contemplar opciones intermedias: “blanco o negro”.

Si no lo puedo hacer perfecto, no lo hago o Si no me apoya en todo lo que hago, es que no es mi amiga de verdad.

Ante un hecho puntual, y habitualmente negativo, tender a pensar que ya todo será así y lo será siempre.

He suspendido este examen de matemáticas, siempre suspenderé.

Estas dos distorsiones suelen ir de la mano. Se trata de exagerar y sobredimensionar las cosas o sucesos negativos, y por el contrario, restar importancia a lo positivo. Te damos un ejemplo de cada

“Esto ya no lo puedo soportar”, “He hecho una presentación terrible” (magnificación)
Apruebas el examen de una asignatura para la que te has esforzado, y piensas: “no ha sido para tanto”, “lo han puesto muy fácil” (minimización)

Hacer atribuciones negativas sobre uno mismo, sin tener evidencias de ello.

Se ha enfadado por algo que yo he hecho o dicho.

Pensar que las cosas deberían ser de una manera concreta y rígida, poniendo demasiada exigencia en uno mismo o en los demás.

“No deberías haber hecho las cosas así” (yo u otras personas) “Deberías prestarme más atención”.

Como te hemos dicho, pensamientos y emociones están muy unidas, y a veces, el estado de ánimo que tenemos, también condiciona la forma en que pensamos.

Nos hablamos a nosotras mismas o a otras personas describiendo, no su comportamiento, sino poniendo etiquetas a la persona.

Alguien pasa por la calle y no te saluda, y pensamos “Es un antipático”. Otras etiquetas pueden ser: “soy torpe”, “soy un desastre”.

¿Has identificado en ti alguno de ellos?

¿Cómo me puede afectar tener este tipo de pensamientos?

Si estos pensamientos se dan de forma puntual y no se generalizan a diferentes áreas de nuestra persona o entorno, no son patológicos y no tienen por qué suponer un problema más allá del malestar momentáneo que puedan generar.

Sin embargo, cuando esta forma de pensar nos caracteriza, es decir, cuando es nuestro “esquema” de pensamiento, puede traernos algunas consecuencias:


EMOCIONES


SALUD MENTAL


RELACIONES

Los pensamientos nos pueden afectar causando emociones como enfado y frustración, pero también puede generarnos inseguridad y baja autoestima.

Cuando esta forma de pensamiento te domina o te caracteriza, pueden presentarse problemas de salud mental más graves como ansiedad y depresión.

De hecho, se sabe que estos esquemas de pensamiento, habitualmente están en la raíz de estos problemas.

También pueden afectar a nuestras relaciones con los demás: es habitual que esos errores de pensamiento los apliquemos a la gente que nos rodea (familia, pareja, amistades…).

Los pensamientos dan lugar a emociones y marcan una forma concreta de responder o comportarse. En ocasiones, provocan que tengas respuestas o comportamientos inadecuados con las personas que tienes a tu alrededor, que no entenderán por qué actúas de esa manera.


EMOCIONES

Los pensamientos nos pueden afectar causando emociones como enfado y frustración, pero también puede generarnos inseguridad y baja autoestima.


SALUD MENTAL

Cuando esta forma de pensamiento te domina o te caracteriza, pueden presentarse problemas de salud mental más graves como ansiedad y depresión.

De hecho, se sabe que estos esquemas de pensamiento, habitualmente están en la raíz de estos problemas.


RELACIONES

También pueden afectar a nuestras relaciones con los demás: es habitual que esos errores de pensamiento los apliquemos a la gente que nos rodea (familia, pareja, amistades…).

Los pensamientos dan lugar a emociones y marcan una forma concreta de responder o comportarse. En ocasiones, provocan que tengas respuestas o comportamientos inadecuados con las personas que tienes a tu alrededor, que no entenderán por qué actúas de esa manera.

tips para dominar los pensamientos obsesivos

tips para dominar los pensamientos obsesivos

El primer paso, será hacernos conscientes de este tipo de pensamientos, algo que como te hemos dicho, no siempre es fácil.

Este “diálogo interno”, a veces tiene forma de palabra, de frase, o de imagen, pero habitualmente no somos conscientes de ellos. Una vez ponemos la alerta en ellos, será más fácil ponerles freno. Y ten en cuenta, que como todo lo que es automático, requiere constancia y entrenamiento. Te damos las claves para tomar el control de ellos:

Antes de comenzar

Puede ayudarte empezar con un “diario de pensamientos”. Durante uno o varios días, ten a mano una libreta en la que puedas ir apuntando todos los pensamientos distorsionados que reconozcas. Esto te ayudará a identificar cuáles son más frecuentes en ti y detectarlos uno a uno cada vez que aparezcan.

1

Cuando detectes que uno de estos pensamientos se ha colado en tu diálogo interno, párate y escribe ese pensamiento.

2

¿Cuánto me lo creo? Con ese pensamiento escrito delante, ponle nota del 0 al 10, valorando cuánto te crees ese pensamiento.

3

¿Qué distorsiones identifico? Date un tiempo para identificar, en ese pensamiento, uno o varios de los errores que te hemos contado.

4

¿Cuánto tiene de verdad? Piensa o escribe qué pruebas y evidencias tienes para que ese pensamiento sea considerado como verdadero.

5

¿De qué me sirve este pensamiento? Es decir, qué beneficios tiene para mí pensar de esa manera?

6

Intenta cambiar ese pensamiento por otro más adaptativo, más flexible y que tenga más beneficios que el anterior.

7

Analizamos las consecuencias. Es el momento de ver si la estrategia utilizada te ha servido. Pregúntate: Y ahora, ¿me creo menos el pensamiento inicial y el nuevo pensamiento me ayuda más?

1

Cuando detectes que uno de estos pensamientos se ha colado en tu diálogo interno, párate y escribe ese pensamiento.

2

¿Cuánto me lo creo? Con ese pensamiento escrito delante, ponle nota del 0 al 10, valorando cuánto te crees ese pensamiento.

3

¿Qué distorsiones identifico? Date un tiempo para identificar, en ese pensamiento, uno o varios de los errores que te hemos contado.

4

¿Cuánto tiene de verdad? Piensa o escribe qué pruebas y evidencias tienes para que ese pensamiento sea considerado como verdadero.

5

¿De qué me sirve este pensamiento? Es decir, qué beneficios tiene para mí pensar de esa manera?

6

Intenta cambiar ese pensamiento por otro más adaptativo, más flexible y que tenga más beneficios que el anterior.

7

Analizamos las consecuencias. Es el momento de ver si la estrategia utilizada te ha servido. Pregúntate: Y ahora, ¿me creo menos el pensamiento inicial y el nuevo pensamiento me ayuda más?

Como te hemos dicho, esta técnica requiere entrenamiento, y al principio parecerá muy artificial hacerla de esa manera, pero si eres persistente, el cambio de pensamiento lo harás de una forma mucho más rápida y automática.

quiz

QUIZ PENSAMIENTOS