MIEDO
MIEDO
qué es.
El miedo aparece cuando algún aspecto de la realidad que nos rodea es percibido como amenaza o como un peligro, es decir, cuando percibimos que esa realidad nos puede hacer daño y generar malestar. Ante esto, el cuerpo reacciona con una respuesta rápida y natural de lucha o huida para protegernos o ponernos a salvo de dicho peligro.
Y es que, algunos miedos tienen una base real, pero otros… no tanto. Por ejemplo:
Tipos de miedos
MIEDOS RACIONALES
Hay muchos de los miedos que se presentan dentro de una realidad, es decir, que tienen una base real.
Son miedos que nos ayudan a adaptarnos a la realidad y a lo que nos rodea, y que nos protegen de posibles daños.
MIEDOS IRRACIONALES
Sin embargo, hay otros miedos que no tienen una base racional, y que se han creado a partir de varios factores. Todos estos miedos, a diferencia de los anteriores, además de generar gran malestar, nos impiden realizar una actividad considerada como “normal”. Es decir, nos bloquean y paralizan.
cómo se siente.
A pesar de que cada persona es un mundo y de que los síntomas dependen mucho de la persona individual, hay diferentes indicadores que se muestran de manera más genérica:
SÍNTOMASFÍSICOS
SÍNTOMASPSICOLÓGICOS
SÍNTOMASFÍSICOS
SÍNTOMASPSICOLÓGICOS
¿cómo puedo afrontar mis miedos?
Cuando sentimos miedo, lo más habitual es evitar aquellas situaciones que nos lo provocan.
Es cierto que enfrentarnos a lo que nos produce miedo puede ser algo muy complicado, ya que nos genera mucho malestar. Sin embargo ignorar o evitar aquello que nos asusta, a la larga no suele ser buena estrategia, es lo que mantendrá el miedo y puede hacer que evitemos cada vez más situaciones.
¡Afrontar el miedo es un proceso gradual y personal, cada persona necesitará unos tiempos y formas diferentes de afrontarlo!

Lo primero es reconocer y aceptar ese miedo. Si lo evitamos o negamos, se hace mucho más complicado abordarlo.

Normalizarlo: es importante saber que el miedo es un sentimiento natural y que es algo que todos hemos sentido en algún momento de nuestras vidas.

Hablar de ello: es muy importante poner palabras a lo que sentimos y comentar con diferentes personas lo que nos está pasando. De esa manera, podemos escuchar diferentes criterios, opiniones o puntos de vista

Enfrenta tu miedo gradualmente. Divide la situación en pequeños pasos que se aproximen a ese miedo, de menor a mayor nivel de “temor”. Hacerlo de esta forma te proporcionará más confianza y percibirás poco a poco ese miedo como menos temible.

Visualiza un resultado positivo. A la hora de enfrentarnos a un miedo, puede ser útil imaginarnos afrontándolo con éxito. Esta visualización nos ayuda a modificar nuestra percepción y actitud ante la situación.

Cambio de pensamiento: A menudo, detrás de los miedos se esconden muchos pensamientos, casi siempre incontrolables y poco realistas. Identificarlos y cambiarlos por otros te ayudarán a afrontar tus miedos (ver apartado pensamientos)

Busca apoyo profesional en el caso de que sientas que esos miedos estén afectando a tu vida, te están incapacitando o abrumando. La terapia cognitivo-conductual es la más utilizada para intervenir y reducir fobias o miedos.

Lo primero es reconocer y aceptar ese miedo. Si lo evitamos o negamos, se hace mucho más complicado abordarlo.

Normalizarlo: es importante saber que el miedo es un sentimiento natural y que es algo que todos hemos sentido en algún momento de nuestras vidas.

Hablar de ello: es muy importante poner palabras a lo que sentimos y comentar con diferentes personas lo que nos está pasando. De esa manera, podemos escuchar diferentes criterios, opiniones o puntos de vista

Enfrenta tu miedo gradualmente. Divide la situación en pequeños pasos que se aproximen a ese miedo, de menor a mayor nivel de “temor”. Hacerlo de esta forma te proporcionará más confianza y percibirás poco a poco ese miedo como menos temible.

Visualiza un resultado positivo. A la hora de enfrentarnos a un miedo, puede ser útil imaginarnos afrontándolo con éxito. Esta visualización nos ayuda a modificar nuestra percepción y actitud ante la situación.

Cambio de pensamiento: A menudo, detrás de los miedos se esconden muchos pensamientos, casi siempre incontrolables y poco realistas. Identificarlos y cambiarlos por otros te ayudarán a afrontar tus miedos (ver apartado pensamientos)

Busca apoyo profesional en el caso de que sientas que esos miedos estén afectando a tu vida, te están incapacitando o abrumando. La terapia cognitivo-conductual es la más utilizada para intervenir y reducir fobias o miedos.
¿Cómo puedo ayudar a alguien que lo siente a menudo?
En el caso de que conozcas a una persona que a menudo sienta miedo, esto puedes hacer para ayudarle:
Sí, los ansiolíticos son los fármacos habituales para casos de ansiedad. Estos medicamentos son recetados por un profesional del ámbito de la psiquiatría. Su toma debe estar supervisada por dicho profesional, controlando los cambios que se realicen al respecto.
Además, es recomendable complementar la toma de esta medicación con una terapia psicológica que ofrezca estrategias y herramientas para reconocer de forma rápida los síntomas y poder controlarlos.
miedos más comunes
En nuestra sociedad actual, éstos son los miedos que nos afectan con mayor frecuencia a las personas jóvenes:
Miedo al fracaso
¿Alguna vez has sentido miedo a no alcanzar ciertas expectativas en algún área de tu vida, ya sea académica, personal o profesional?
El miedo al fracaso surge de expectativas poco realistas y de la creer de que el fallo es algo inaceptable. En muchas ocasiones, se relaciona el valor personal con los logros o éxitos objetivos que conseguimos, y lo cierto es que ese éxito no sólo depende de nosotros y nuestro esfuerzo, sino que pueden influir muchas otras variables que no están bajo nuestro control.
Además, es algo natural, y parte de la vida fallar y cometer errores. Si dentro de nuestros esquemas de pensamiento tenemos la idea de que no podemos fallar, nuestro miedo ante este tipo de circunstancias será mayor.
El temor al fracaso puede afectar a nuestra confianza, autoconcepto y autoestima, y puede llevar a que evitemos situaciones desafiantes por temor a no cumplir con las expectativas o procrastinemos en la consecución de nuestros objetivos, llegando a auto sabotearnos.
Pero… ¿cómo afronto el miedo al fracaso?
Cambia la perspectiva: Intenta ver el fracaso o el error como algo natural que en muchas ocasiones no podemos evitar. Pensar de esta manera te dará tranquilidad y te ayudará a afrontar mejor las dificultades que surgen en el día a día. Considera el fracaso como un aprendizaje y no como algo negativo.
Ponte metas realistas: Ajusta tus expectativas, ponte metas ajustadas y divididas en objetivos a corto plazo. Esto te ayudará a disminuir la presión y el estrés, y te reforzará al ver que vas consiguiendo esos pequeños pasos.
Ten buen@s aliad@s: es importante rodearse de personas que no nos juzguen cuando verbalizamos nuestros fracasos, sino que nos impulsen a mejorar, a buscar otros espacios en los que podamos ser exitosos o incluso normalicen que en ocasiones no puedan salirnos las cosas bien.
Aprende habilidades de afrontamiento: Tener estrategias para manejar las situaciones de cambio nos puede ayudar a afrontar el miedo de una forma adaptativa. Por ejemplo, el aprendizaje de una toma de decisiones adecuada o estrategias de relajación nos pueden ayudar en períodos de mayor estrés.
Miedo a los cambios y a la incertidumbre
Las personas tendemos a buscar la seguridad y a evitar lo desconocido, pero hay personas que gestionan mejor que otras esa incertidumbre o esa falta de seguridad y estabilidad. Esas diferencias entre nosotros pueden depender de muchas cosas:
Situaciones personales desagradables en el pasado:
Haber pasado por situaciones personales desagradables en el pasado, como perder un trabajo, una relación que no ha ido bien, o haber vivido alguna situación impredecible puede hacer que ese miedo a la incertidumbre aumente y que temamos que esas situaciones se repitan en el futuro.
Estilo educativo:
El estilo de educación o el ambiente en el que nos hemos criado puede influir en el modo en que nos relacionamos con el medio. Por ejemplo, si se nos educa en la necesidad de tener el control sobre cualquier situación y sobre el futuro, el miedo a la incertidumbre será mayor. En cambio, si se nos proporcionan estrategias para manejar aquellas situaciones sobre las que nuestro control es limitado, podremos ponerlas en práctica en diferentes situaciones a las que nos tengamos que enfrentar.
La presión social:
La presión social tiene también su papel en nuestra inseguridad hacia el futuro, puesto que a veces se busca que tengamos el control sobre cualquier circunstancia de nuestra vida, algo que no siempre es posible, y esto puede hacer que se mantenga ese miedo a la incertidumbre.
La incertidumbre:
El miedo a la incertidumbre también se puede agudizar temporalmente ante cambios importantes en nuestra vida, como puede ser una mudanza o un cambio de trabajo. Estas situaciones pueden venir acompañados de un período de adaptación y de cambios que no podemos prever y que nos pueden provocar ese miedo, que como decimos es transitorio, normal y natural. De hecho, ese miedo ajustado nos facilitará una adaptación al cambio.
Nuestra personalidad:
Como en otros aspectos de nuestra vida, nuestra personalidad también influye en el miedo a los cambios o la incertidumbre. Si somos muy perfeccionistas, con expectativas muy altas sobre todo a nuestro alrededor, y con mucha necesidad de controlar todo lo que ocurra, es más probable que ese miedo sea muy intenso y en muchas ocasiones paralizante.
¿Hay alguna manera de tolerar mejor los cambios y la incertidumbre?
Antes de nada, recordarte que la incertidumbre forma parte de la vida, por lo que tratar de controlarla o reducirla sólo aumentará nuestro miedo y ansiedad.
No podemos reducir la incertidumbre, pero sí podemos gestionarla de una manera más adecuada.
Acepta la sensación de incertidumbre y analiza:
Conocer qué factores nos están haciendo sentir inseguridad con respecto al futuro puede ayudarnos a reducir esta incertidumbre. Aceptar cómo nos estamos sintiendo con respecto a los cambios inciertos, asumir que no lo podemos controlar y compartirlo con personas de apoyo es la mejor opción en estos momentos.
Cambia la idea:
O la interpretación que a veces hacemos de la incertidumbre: lo desconocido no tiene por qué ser negativo, la vida nos puede traer sorpresas agradables que supongan una aventura agradable, y sobre todo nos puede enseñar nuevas estrategias para enfrentar nuevos desafíos y retos.
Establece metas a corto plazo:
Establecer objetivos a corto plazo, semanales o mensuales, y que sean realistas, aporta una sensación de logro y control.
Practica el autocuidado:
Dentro de las circunstancias de incertidumbre, incluir espacios en los que practicar actividades reconfortantes que nos acerquen a sensaciones de calma y seguridad puede ayudar a afrontar mejor estas situaciones. Por ejemplo, quedar con una persona que te ha acompañado a lo largo de la vida, o volver a leer ese libro que te trae bonitos recuerdos pueden ser opciones de autocuidado.
Solicita ayuda profesional:
Aceptar la incertidumbre es un proceso gradual y no tiene por qué ser igual para cada persona. En el caso de que te sientas desbordada por este miedo, afectando a tu calidad de vida, solicitar ayuda a un profesional de la psicología puede ser la mejor opción.
Miedo a la soledad
¿Necesitas estar constantemente acompañado? ¿te has encontrado en una relación de pareja sólo por evitar estar solo o sola?
Esto puede relacionarse con tener miedo a la soledad, una preocupación frecuente entre las personas jóvenes.
Pero… a ¿qué se debe?
Son muchos los factores que influyen, pero lo cierto es que las personas somos seres sociales, y el hecho de estar acompañado o de pertenecer a un grupo, nos da sensación de seguridad, pero no es sólo está la razón, especialmente en la adolescencia y la juventud:
PRESIÓN SOCIAL
Especialmente en lo que se relaciona con el hecho de tener pareja, constantemente recibimos mensajes de que tenemos que encontrar a esa persona, a esa “media naranja” que venga a completarnos.
De manera inconsciente, esos mensajes hacen que lleguemos a creer que no tener pareja signifique no ser personas completas y totalmente valiosas.
BAJA AUTOESTIMA
Si constantemente dudamos de nosotros mismos, de nuestras capacidades y de nuestras decisiones, es posible que necesitemos que otras personas nos confirmen constantemente nuestras acciones o que incluso actúen o decidan por nosotras.
De este modo, no tener personas accesibles de manera constante puede disparar nuestros miedos a la hora de enfrentarnos al día a día.
¿Cómo me puede afectar el miedo a la soledad?
Ante todo, decirte que es normal tener ese sentimiento de vez en cuando. Es normal que aparezca en determinados momentos, cuando estamos más bajos de ánimo, o cuando sentimos que estamos aburridos y no encontramos con quién compartir nuestro tiempo.
Sin embargo, si esa necesidad de estar permanentemente acompañados forma parte de ti y te desborda la ansiedad cuando no lo estás, puede que se esté convirtiendo en un problema que puede llevarte a algunas situaciones negativas:
Iniciar o mantener relaciones que no te hacen sentir bien, o que incluso te están perjudicando sólo por la necesidad de sentir ese afecto. Es lo que se llama “dependencia emocional” y es muy dañina para las personas.
Reforzar la idea de que “no sabes estar solo/a”: Depende de alguien para realizar o llevar a cabo cualquier cuestión del día a día reducirá las posibilidades de que te enfrentes por ti mismo a todo ello, y reduciendo también las oportunidades para adquirir y entrenar las estrategias para ello.
Si finalmente llega el día en que tengas que hacerlo, el miedo y la inseguridad pueden superarte y cargarte de razones para convencerte a ti misma de que “no sabes hacer nada sola”
Sobreocupar tu tiempo sólo por evitar pasar tiempo solo/a o en casa: Esto puede estar muy bien si realmente los planes y las actividades que realizas te aportan y satisfacen, pero si no es así, al final generarán más culpabilidad, ansiedad y cansancio físico y emocional.
¿Cómo puedo aprender a estar solo/a?
Saber qué hay detrás:
Es importante pararte a pensar el motivo por el que tienes esa necesidad de estar siempre acompañado: si es por inseguridad, por autoestima, por querer cumplir unas expectativas… Esto puede ser difícil, pero ayudará a detectar antes esas alarmas y a ponerles solución.
Piensa posibles actividades para hacer en solitario:
¡Pero no empieces la casa por el tejado! Puedes hacer un listado de actividades que en algún momento hayas pensando que te gustaría hacer. Es posible que al principio te cueste encontrarlas, ya que sin querer descartarás muchas de ellas por el propio miedo de pensar en hacerlas en solitario. Date tiempo y escribe un listado de todas las que se te vayan ocurriendo.
Elige alguna de ellas para hacerla:
A la hora de elegir, ten en cuenta que te resultará más fácil cuanto más te guste la actividad, y cuanto “menos miedo” te pueda dar hacerla. Puedes elegir un par de ellas, las más sencillas y planificar bien cuándo la vas a hacer, si necesitas algo para hacerla (comprar algunas entradas, coger algún transporte…) Cuanto más planificada esté la actividad, te dará más seguridad y reducirá las posibilidades de arrepentirse antes de hacerla.
Aprende y entrena habilidades para gestionar tus emociones:
Especialmente la ansiedad anticipatoria que puede aparecer, en ocasiones relacionada con pensamientos catastrofistas como “nunca encontraré a nadie” “nadie me va a querer” “si voy solo seguro que se ríen de mi” … Puedes aprender técnicas para identificar y cambiar esos pensamientos, así como aprender alguna técnica de respiración y relajación que te pueden ayudar.
Busca ayuda profesional:
Si detectas que el miedo a la soledad está afectando a tu vida, especialmente cuando esté implicando iniciar o mantener relaciones que te hacen sufrir.
quiz
QUIZ MIEDO
Todos conocemos el miedo, y seguramente alguna vez lo habremos experimentado, pero, ¿Cuánto sabes sobre él?
Realiza éste quiz para saber si lo conoces realmente o si todavía puedes aprender más sobre él. ¡No te quedes con la duda!
¿VERDADERO O FALSO?